¡Bienvenido a Marruecos! Te recogemos en el puerto o aeropuerto de Tánger y empezamos con una visita relajada por esta ciudad con alma internacional. Tánger mezcla lo marroquí con lo europeo, y eso se nota en sus callejuelas, sus terrazas, y el ambiente artístico. Si llegas temprano, aprovechamos para ver la antigua kasbah, el paseo marítimo y algunos rincones míticos del centro.

Después, nos ponemos en marcha rumbo a Chefchaouen, atravesando las montañas del Rif. El camino ya es un espectáculo en sí. Llegamos por la tarde a este precioso pueblo azul, donde tendrás tiempo libre para pasear, tomarte un té en alguna plaza o simplemente quedarte embobado con sus puertas y callejuelas pintadas de azul.

La mañana la dedicamos a disfrutar de Chefchaouen con calma. Puedes subir al mirador de la mezquita española para tener una vista espectacular del pueblo, recorrer sus zocos tranquilos y sacar fotos en cada esquina. Aquí el tiempo va más lento, así que es ideal para relajarse.

Después de comer, nos ponemos en camino hacia Fez. Atravesamos paisajes de colinas, pueblos rurales y campos de olivos. Llegamos a última hora de la tarde, justo a tiempo para instalarnos en un riad tradicional dentro de la medina y prepararnos para el día siguiente.

Hoy toca descubrir Fez, una de las ciudades más auténticas y antiguas del mundo islámico. Con un guía local nos perdemos (literalmente) por su medina, que es un laberinto lleno de vida. Visitamos la famosa curtiduría de Chouara, donde se trabaja el cuero como hace siglos, las madrazas, la mezquita Karaouine y los talleres de cerámica y bordado.

Además, aprendemos sobre las tradiciones, la historia y el día a día de la gente local. Fez es intensa, caótica y maravillosa. Después de la visita, puedes descansar en la terraza del riad o seguir explorando por tu cuenta. ¡La ciudad nunca se agota!

Después del desayuno, salimos rumbo al sur. Cruzamos Ifrane (sí, la ciudad que parece suiza), y paramos en el bosque de cedros de Azrou para ver a los famosos monos del Atlas. Es una parada divertida y fresca antes de seguir el camino por el Medio Atlas.

Pasamos por Midelt y el impresionante Valle del Ziz, donde el paisaje empieza a cambiar: oasis de palmeras, kasbahs de adobe y pueblos bereberes. Por la tarde llegamos a Merzouga, a las puertas del desierto. Allí nos esperan los dromedarios para llevarnos por las dunas hasta el campamento, donde pasamos la noche en jaimas bajo un cielo lleno de estrellas. Música, fuego, y el silencio del Sahara. ¡Inolvidable!

Nos despertamos en pleno desierto, con el sol saliendo entre las dunas. Es un momento mágico que no se olvida. Después de desayunar en el campamento, dejamos atrás las arenas del Sahara y seguimos la ruta hacia el norte. La primera parada importante del día son las Gargantas del Todra, un cañón de roca impresionante con paredes verticales de más de 300 metros. Aquí puedes estirar las piernas y hacer unas fotos espectaculares.

Seguimos por la carretera de los mil kasbahs, cruzando pueblecitos bereberes llenos de historia. Nos adentramos en el Valle del Dades, famoso por sus paisajes únicos, formaciones rocosas y huertos verdes entre montañas áridas. Por la tarde, llegamos a Ouarzazate, la llamada “puerta del desierto”. Esta ciudad es famosa por sus estudios de cine y sus kasbahs históricas. Noche en un alojamiento cómodo para reponer fuerzas.

Tras desayunar, salimos hacia uno de los lugares más icónicos de Marruecos: la kasbah de Ait Ben Haddou, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es un antiguo pueblo fortificado de barro que ha salido en películas como Gladiator, La Momia o Juego de Tronos. Paseamos por sus callejones, subimos hasta lo alto y disfrutamos de las vistas del valle.

Después, toca cruzar el Alto Atlas por el puerto de Tizi n’Tichka, con paisajes espectaculares y muchas curvas. Paramos en el camino para tomar un té o sacar fotos. Llegamos a Marrakech por la tarde. Dependiendo de la hora, puedes salir a dar un paseo por la plaza Jemaa el-Fna o simplemente relajarte en el riad.

Por supuesto, cualquier viaje por Marruecos de una semana debe dedicar una jornada completa a la visita de Marrakech, declarada Patrimonio de la Humanidad. Y eso es precisamente lo que haréis tras el desayuno en el riad, un guía oficial irá a vuestro encuentro para descubrir juntos los atractivos de esta Ciudad Imperial.

En esta visita guiada, los monumentos y lugares que compondrán el recorrido mostrarán el imponente pasado de esta ciudad, capital desde el siglo XI con los almorávides y, siglos después, con los saadíes. Pero también apreciaréis el animado ambiente de sus calles y zocos. Algunos de los atractivos favoritos de los visitantes son la mezquita Kutubia, el Palacio Bahia, la medersa Ben Youssef o la plaza de Jemaa el-Fna.

La tarde será libre, precisamente para poder comprar en los puestos de esta plaza y en los zocos de la medina, organizados por gremios, o bien para visitar museos o realizar otras actividades de interés. Por la noche, de nuevo, descansaréis en el mismo riad con encanto.

Todo lo bueno se acaba… pero ¡te llevas recuerdos para siempre! Según la hora de tu vuelo, puedes aprovechar para hacer alguna compra de última hora o tomarte el último desayuno marroquí con calma. Después, nuestro conductor te acompaña al aeropuerto de Marrakech para que vuelvas a casa con la mochila llena de historias.